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Cinebé y Sociedad Borderline

Publicado: 2009-08-13

(Escribí este artículo hace un año para una revista que nunca fue publicada.  Con Seriebé me refiero a Cine de Serie B, a veces referenciada en este blog como Zine o Cine Trafa)

Existen personas que experimentan estados emocionales vertiginosamente cambiantes, inestables todo el tiempo y que terminan desfogando el estrés de estos estados mediante conductas autodestructivas. Estas personas son diagnosticadas con una patología conocida como “Trastorno de la Personalidad Fronteriza”, y son conocidas en el argot coloquial clínico como pacientes Borderline.

El blogger español conocido como Absence, en su excepcional Blog Ausente escribió en el 2004 un artículo titulado Sociedad Borderline para el Siglo XXI en el que, usando referentes pop comunes a toda la cultura occidental del mediados del siglo pasado (haciendo que estos referentes sean al mismo tiempo causas y síntomas), explica como podríamos diagnosticar a la globalizada sociedad occidental como Borderline. Paranoias conspirativas, publicidad manipuladora (en vez de persuasiva), televisión que define a la realidad (en vez de mostrarla como es) y muchos otros síntomas, muestran demoledoramente que mucho de lo que tomamos ya sea como ficción o como realidad termina por fundirse en una vorágine de explicaciones incompletas y miradas lúcidas desde ojos inesperados.

¿Podemos encontrar miradas lúcidas sobre la sociedad en el cine? Definitivamente, y creo estar en lo correcto si asumo que esta afirmación debe ser compartida por usted, estimado lector, y en seguida comenzaremos a nombrar autores de gran prestigio como Kubrick, Petersen, Stone, Van Sant, Scorsese, etc. Pero estoy seguro que no me tomarían muy en serio si le hablo de excepcionales y coherentes lecturas sobre la sociedad en películas tituladas como “El Espanto Surge de la Tumba”, “El Amanecer de los Muertos” o “The Astro-Zombies”, por poner un ejemplo. Al afirmar esto no pretendo dar un aire de excelencia o erudición a estos filmes. Para nada. Estas películas son casi siempre malas, muy malas. Pésimamente dirigidas, con actuaciones desafortunadas, de presupuestos risibles y con equipos técnicos ridículamente ineficientes. Películas efectistas, redundantes, con guiones delirantes y una estética alucinadamente grotesca. En la mayoría de los casos, el cine de serie B no soporta interpretaciones profundas porque en sí mismas constituyen interpretaciones geniales y estéticamente devastadoras de la sociedad borderline.

La sociedad occidental de la segunda mitad del siglo XX, hija de guerras mundiales, de revoluciones (sociales, sexuales, laborales, todas mediáticas al fin y al cabo), de la guerras frías, de cortinas de hierro, de paranoias nucleares tuvo a través de la historia muchos gritos. Uno de estos gritos, que a su vez generaron otros mas actuales, es toda la vorágine de películas que aparecieron mayoritariamente entre el final de la época dorada de los grandes estudios de Hollywood y comienzos de los 80s. El cinebé con sus ficciones perturbadoras, su encantadora insensatez, a veces pretencioso y siempre inconsciente de su genialidad, con sus (anti)héroes inmortales inspirados en la literatura pulp, su estética de derribo, inspiradora de corrientes actuales en muchas ramas del arte popular tiene una influencia tan amplia dentro del cine que sería injusto limitarla a Tarantino, Rodríguez y compañía. Incluso muchos autores salidos de las infames canteras del cine de derribo hoy gozan de reconocimiento general (y comercial) como Peter Jackson (El Señor de los Anillos) que comenzó contando viscosamente historias de zombies y de invasiones de fast foods alienígenas; Cronenberg (A History of Violence) y sus truculentas moralejas obsesionadas con la descomposición; Sam Raimi (Spiderman), maestro del splastick (mezcla de gore splatter con comedia física) o Jonathan Demme (El Silencio de los Inocentes) que debutó dirigiendo un exploit del género conocido como WIP (women in prison, es decir, peleas de mujeres, guardias muy poco femeninas, muchas, muchas tetas y violencia gratuita).

Serían necesarias muchas páginas para referenciar tópicos de la sociedad borderline dentro del monumental volumen de producciones de serie B (en los 70s se hacían muchos millares de películas B por año, ya sea de horror, todo tipo de explotación, ciencia ficción con muy poco de ciencia, etc), pero podemos identificar fácilmente muchos lugares comunes que disfrazados de un carácter políticamente correcto, terminan siendo mucho mas transgresores que muchos elementos menos sutiles. La violencia perpetrada por las antiheroínas de Russ Mayer se siente mas liberadora que las marchas y contramarchas de movimientos feministas y riot girls, toneladas de delirios psicotrónicos maquinados por científicos locos con artefactos nucleares dicen mucho más de las conspiranoias (paranoias de conspiración) en el mundo posnuclear y durante la guerra fría que cualquier panfleto del National Inquirer, las Naziplotation y películas bélicas de función de medianoche son todo un eco de la manipulación mediática y maniquea que ahora vemos por CNN cuando nos tratan de convencer de que los buenos y los malos existen, y estos son los estadounidenses y los musulmanes, respectivamente.

Sin embargo, y lo escribo con gran satisfacción, es que pese a que estas películas pueden ser una inmejorable fuente de análisis del contexto sociocultural en el que aparecieron, podemos apreciarlas en la actualidad sin que hayan perdido un ápice de su fascinante carácter contracultural, que en un comienzo fue un producto y con el tiempo se convirtió en inspiración. O acaso, sacrificado lector, ¿nunca se le ha venido a la mente una masa de zombies hambrientos, caníbales y amorales cuando camina por un centro comercial durante la época navideña y ve aquella masa de compradores, con necesidades impuestas (y no por un mad doctor), tan amorales y caníbales como los propios muertos?

Personalmente prefiero a los zombies, al menos ellos no podían elegir.


Escrito por

Öscar Soto

Músico, periodista en La Mula, ateo, geek, melómano, romántico de izquierdas, lector compulsivo y friki recién casado.


Publicado en

Cuarta Pared

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